Acceder al teléfono con el SDK de Android

Con nuestro entorno de desarrollo de aplicaciones Android perfectamente instalado y puesto al día, tenemos todo lo necesario para empezar a desarrollar aplicaciones Android. Pero, quizás, antes nos interese configurar una cosa más: el acceso a nuestro dispositivo Android (normalmente un smartphone) desde el propio SDK. Esto resulta útil para probar nuestras propias aplicaciones en un dispositivo real, pero también nos permitirá hacer capturas de pantalla, instalar aplicaciones descargadas desde el PC o simplemente echar un vistazo al interior software de nuestro teléfono.

Como hemos instalado nuestro entorno en una máquina virtual VirtualBox con Linux que se ejecuta sobre Windows, el acceso a nuestro teléfono a través de USB será algo más complicado que si tuviéramos el SDK instalado en la máquina real. En nuestro caso, el proceso va a constar de varias fases:

• Conseguir que Windows reconozca nuestro teléfono (algo que no es tan trivial como pueda parecer).
• Configurar la máquina virtual para que pueda acceder al teléfono.
• Conseguir que Linux reconozca el dispositivo para que las herramientas del SDK puedan acceder a él.

El proceso que describo en este post está orientado al Samsung i5700, también conocido como Samsung Galaxy Spica o Galaxy Lite, con Android 2.1. Esto no es por nada en particular, salvo porque es el teléfono que tengo. En cualquier caso, el proceso debería ser bastante similar con cualquier otro dispositivo. Durante el proceso iré indicando qué cosas son específicas de mi teléfono.

Si nuestra configuración es diferente a la utilizada aquí, puede que no tengamos que hacer todos los pasos. Si, por ejemplo, nuestro entorno de desarrollo está instalado en una máquina real Windows, en cuanto consigamos que Windows detecte el teléfono habremos terminado. Si se trata de una máquina real Linux, tendremos que centrarnos únicamente en la parte en la que se configura Linux para que reconozca el dispositivo.

Se capta la idea, ¿verdad? Pues empezamos…

Posts de VirtualBox en formato ebook

Estoy construyendo el contenido de este blog de forma muy similar a como construyo mis aplicaciones: creando primero los componentes de soporte para usarlos después como base para construir lo demás. Esos componentes tienen, tanto en mis aplicaciones como en este blog, unas características típicas: son lo suficientemente específicos como para poder construir con ellos las capas superiores y, al mismo tiempo, lo suficientemente genéricos como para poder ser reutilizados en otros proyectos.

Todo lo que he escrito hasta hora va encaminado a crear una máquina virtual Ubuntu con VirtualBox sobre la que cacharrear con algunas herramientas y SDKs con los que me apetece hacer cosillas. Pero, además, en su conjunto, estos post constituyen una especie de manual o guía de introducción a las máquinas virtuales con VirtualBox. Por este motivo he decidido recopilarlos todos en un formato más cómodo para su uso como referencia o para imprimirlos.

Esto no quiere decir que no tenga nada más que contar sobre VirtualBox. De hecho, tengo unos cuantos posts más sobre el tema en mi lista de ideas para el blog. Simplemente, ya he publicado lo suficiente para mis propósitos actuales y ya estoy en condiciones de meterme con los temas de los que realmente me interesa hablar en este blog.

Algunos os estaréis preguntando: ¿y por qué no enlazaste directamente a tutoriales existentes en lugar de escribirlos tú mismo?. Es cierto que hay miles de tutoriales sobre VirtualBox, que explican más o menos lo mismo que los míos. Pero escribiéndolos yo tengo control total sobre ellos. No tengo que estar pendiente de si desaparecen en cualquier momento, puedo modificarlos para añadir detalles que me interesen o adaptarlos a nuevas versiones de VirtualBox, y tienen la misma calidad y estilo que el resto del blog. Creo que son suficientes ventajas como para que el esfuerzo merezca la pena, aunque sea a costa de haber retrasado varias semanas la publicación de posts algo más interesantes.

Y, hablando de retrasos, tengo que disculparme también por haber estado varias semanas sin postear nada. Los posts que estoy preparando llevan bastante trabajo y, además, he tenido un percance con el ebook de VirtualBox que me ha obligado a repetir bastante trabajo. Advertencia: no usar nunca acentos en los nombres de los archivos incluidos en un epub. Quedáis advertidos.

Para que no sea necesario andar buscando por el blog, he recopilado todos los posts sobre VirtualBox en una página específica. Ahí también podéis encontrar la versión ebook en diferentes formatos. Por el momento sólo está disponible en formato epub. Iré añadiendo más formatos según vaya haciendo las conversiones.

Máquinas virtuales VII: Compartir carpetas

Algo que puede resultar bastante útil (y muchas veces imprescindible) es compartir archivos entre la máquina real y la virtual. Si la máquina virtual la hemos configurado de forma que esté en red con la real, podemos usar las opciones para compartir carpetas en red que proporcionan los propios sistemas operativos. Si esa opción no nos sirve, no nos interesa o nos resulta demasiado complicada, siempre tenemos la opción de usar el sistema interno de VirtualBox para compartir carpetas.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que este sistema sólo funciona si tenemos instaladas las VirtualBox Guest Additions en el sistema operativo huésped. Si aún no las has instalado, no sé a qué estás esperando 😉

Otro detalle a tener en cuenta es que lo que permite VirtualBox es que una carpeta del sistema operativo anfitrión sea accesible desde el sistema operativo huésped y no al revés. Aunque esto es más que suficiente para compartir archivos, introduciéndolos o sacándolos de la máquina virtual.

Se puede acceder a la ventana de configuración de carpetas compartidas de muchas formas: desde la configuración de la máquina virtual (con la máquina cerrada) en la categoría Carpetas compartidas, desde el menú de la máquina virtual (con la máquina arrancada) seleccionando Dispositivos | Carpetas compartidas, e incluso pulsando con el botón derecho del ratón sobre el icono con forma de carpeta de la barra de estado de la máquina virtual y seleccionando Carpetas compartidas. Todas las opciones nos llevan a una ventana como esta (o parecida):

Truco VirtualBox: modo fluido

Además de los habituales «en ventana» y «a pantalla completa», VirtualBox dispone también de un modo de trabajo intermedio a esos dos y que aprovecha las ventajas de ambos: el modo fluido (seamless mode).

En este modo desaparece el escritorio del sistema operativo huésped, quedando tan solo visibles sus barras de tareas, iconos o menús. El resto se vuelve transparente, permitiendo ver el escritorio del sistema operativo anfitrión y las ventanas que en él tengamos abiertas.

El modo fluido funciona de forma similar al modo a pantalla completa, de manera que no se muestran las barras de menú o de estado de VirtualBox, ni el marco de la ventana. Sin embargo, en lugar de ocupar toda la pantalla, sólo ocupa el espacio correspondiente al escritorio del sistema operativo anfitrión, sin superponerse a las propias barras de tareas o menús de ese sistema operativo. El efecto es que vemos apiladas las barras de tareas y menús de ambos sistemas operativos (anfitrión y huésped), el resto del escritorio del sistema operativo anfitrión (con su fondo e iconos) y las ventanas abiertas de ambos sistemas operativos.

Quedará más claro tras ver la siguiente captura, que muestra una máquina virtual en modo fluido con Windows XP (sistema operativo huésped) ejecutándose en Windows 7 (sistema operativo anfitrión). Se puede ver la barra de Windows 7 abajo, y sobre ella la del Windows XP virtualizado. Sobre el fondo de escritorio de Windows 7 se muestran dos ventanas del Bloc de notas, una ejecutándose en la máquina real (Windows 7) y la otra en la virtual (Windows XP). El icono de la Papelera que se puede ver en el escritorio es de Windows 7:

¿Cuáles son las ventajas de este modo? Pues, por un lado, maximizamos el área de trabajo de la máquina virtual, casi como si trabajáramos con ella a pantalla completa. Pero, al mismo tiempo, seguimos viendo la barra de tareas de la máquina real, pudiendo acceder a cualquier aplicación que estemos ejecutando o ver sus notificaciones de forma directa, sin tener que minimizar la máquina virtual. Además, podemos ver simultáneamente ventanas de ambas máquinas, lo que también puede ser útil en algún momento.

Se puede acceder a este modo desde el menú de la máquina virtual, seleccionando Máquina | Entrar en modo fluido, o bien con la combinación Tecla anfitrión (Host) + L. La tecla anfitrión se configura en las preferencias de VirtualBox. De forma predeterminada es la tecla de control (ctrl) derecha. Para salir del modo se puede pulsar la misma combinación de teclas o seleccionar el botón Salir del modo a pantalla completa o fluido de la mini barra de herramientas de VirtualBox (si la tenemos activa).

Máquinas virtuales VI: Clonación de máquinas

La clonación de máquinas virtuales es un tema avanzado y quizás pueda parecer que no encaja en el punto de la secuencia de posts sobre VirtualBox en que nos encontramos. Sin embargo, si has seguido todos los pasos de esta pequeña “introducción” a VirtualBox que he publicado hasta hora, tendrás una máquina virtual con un sistema operativo recién instalado y totalmente actualizado. Y es justo en ese punto donde la clonación tiene más sentido.

Uno de los motivos para utilizar máquinas virtuales es poder instalar y cacharrear con diferentes herramientas sin que éstas entorpezcan o entren en conflicto con el software que ya utilizamos en nuestra máquina real. No obstante, si tenemos intención de trastear con muchas herramientas diferentes, es posible que algunas entren en conflicto entre ellas si las instalamos en la misma máquina virtual.

Por otro lado, puede que simplemente nos interese tener varias máquinas virtuales similares pero destinadas a propósitos diferentes que no deseamos que se mezclen. Por ejemplo, si usamos máquinas virtuales como entornos de generación de proyectos software, es muy probable que queramos disponer de una máquina diferente para cada proyecto.

Es obvio que siempre podemos repetir el mismo proceso que hemos realizado para crear y configurar nuestra primera máquina virtual. Ya hemos visto que es fácil y relativamente rápido. Pero, si ya hemos hecho ese trabajo una vez, ¿no sería más sencillo simplemente realizar una copia de la máquina tal cual la tenemos ahora y guardarla?

Cuando más adelante necesitemos una máquina virtual similar, bastará con recuperar la copia que hicimos en su momento y hacer una nueva copia (para no perder la original). Eso es lo que voy a tratar de explicar en este post.

Máquinas virtuales V: VirtualBox Guest Additions

VirtualBox incluye una serie de utilidades que facilitan el trabajo con la máquina virtual y su integración con la máquina real. Mejoran la integración del ratón en la máquina virtual, permiten compartir el portapapeles o carpetas entre la máquina real y la virtual, etc.

Estas utilidades hay que instalarlas en el sistema operativo huésped. Junto con los archivos de instalación de VirtualBox se incluye una imagen de CD con los archivos de instalación de las utilidades. En principio, el procedimiento para instalarlas debería ser el mismo que usamos para instalar el sistema operativo: incluir la imagen del disco de instalación en el Administrador de medios virtuales y asociarlo a una unidad de disco de la máquina virtual. Sin embargo, VirtualBox proporciona un atajo para llevar a cabo todo esto.

El procedimiento de instalación es diferente dependiendo de si el sistema operativo huésped es Windows o Linux. En este post voy a explicar ambos casos.

Instalación de Ubuntu

Ubuntu es una de las distribuciones de Linux que más se utilizan en la actualidad y que destaca por su facilidad de uso e instalación. Incluye las herramientas necesarias para realizar las tareas que se realizan comúnmente con un sistema operativo (navegación web, ofimática, etc) además de acceso a un enorme repositorio con miles de aplicaciones listas para instalar. Y, lo mejor de todo, es totalmente gratuito.

Se publican versiones nuevas de Ubuntu cada 6 meses. La última disponible es la 10.04, llamada Lucid Lynx. La numeración de las versiones hace referencia a la fecha en que son publicadas. Lucid Lynx se publicó en abril de 2010. La próxima versión saldrá en octubre y será la 10.10 (Maverick Meercat).

Este post está orientado a personas con poca o nula experiencia en Linux. Si ya has instalado Linux alguna vez, es posible que lo que voy a explicar aquí no te sirva para nada. Pero si nunca has instalado Linux, verás que la instalación de Ubuntu es sumamente sencilla y en pocos minutos podrás disfrutar de un sistema operativo diferente al Windows que seguramente utilizarás a diario, pero con el que puedes hacer las mismas cosas.

Voy a hacer la instalación sobre una máquina virtual creada con VirtualBox sin ningún otro sistema operativo instalado, pero el proceso sería el mismo si la máquina fuera real. Esta no es la única forma de instalación. Ubuntu se puede instalar como segundo sistema operativo en una máquina que ya tenga otro (Windows, por ejemplo), se puede instalar como “aplicación” Windows, de forma que se arranque desde este último o incluso se puede usar el disco de instalación como Live CD para probarlo sin necesidad de instalarlo.

La instalación en una máquina virtual tiene la ventaja de que es independiente de lo que tengas instalado en la máquina real y permite iniciarlo y cerrarlo cuando quieras, de forma bastante cómoda. Por otro lado, el rendimiento en una máquina virtual siempre será menor que en una máquina real, por lo que si se va a utilizar Ubuntu a diario es más recomendable instalarlo sobre la máquina real (aunque sea como segundo sistema operativo).

Lo primero que tenemos que hacer es descargar la última versión desde la página oficial de Ubuntu. Podemos bajarla directamente o mediante BitTorrent.

Lo que nos hemos descargado es una imagen de CD. Si vamos a instalar Ubuntu en una máquina real, tendremos que grabarla en un DVD o en una llave USB (en la página de Ubuntu hay instrucciones para hacerlo). Para instalarlo en una máquina VirtualBox sólo tenemos que asociar la imagen, como ya vimos en un post anterior. Una vez hecho, sólo hay que arrancar la máquina para que comience la instalación.

Máquinas virtuales IV: Instalación de un sistema operativo

Ya tenemos nuestra máquina virtual creada y configurada, por lo que ha llegado el momento de instalar un sistema operativo.

La instalación de un sistema operativo en una máquina virtual no difiere mucho de la instalación en una máquina real. La principal diferencia la encontraremos en la forma de iniciar el proceso de instalación.

Lo habitual es que el disco de instalación del sistema operativo sea también de arranque y que la instalación se inicie arrancando la máquina con dicho disco. Como nuestra máquina es virtual, podemos utilizar o un disco de instalación (CD o DVD) físico o una imagen de dicho disco. A continuación explicaré ambos métodos.

Máquinas virtuales III: Configuración básica de una MV

Una máquina virtual recién creada con VirtualBox utiliza la configuración predeterminada (salvo por las dos o tres cosas que se escogen en el asistente de creación) por lo que conviene revisar algunas opciones básicas antes de arrancar la máquina por primera vez para instalarle el sistema operativo.

Para acceder a las opciones de configuración de una máquina virtual hay que seleccionarla en el panel de la izquierda de la ventana principal de VirtualBox y pulsar el botón Configuración o escoger Máquina | Configuración en el menú (o, ya puestos, pulsar con el botón derecho del ratón sobre la máquina virtual y escoger Configuración o directamente pulsar Ctrl+S).

Cualquiera de las opciones hará que se muestre el cuadro de diálogo que permite configurar la máquina virtual:
Las opciones de configuración están agrupadas en varias categorías, que se muestran en forma de lista con iconos en la parte izquierda de la ventana. El resto de la ventana muestra las opciones de la categoría seleccionada actualmente, en algunos casos agrupadas en diversas pestañas. En la parte inferior se muestra una descripción de la opción señalada por el cursor del ratón en cada momento.

No voy a explicar todas y cada una de las opciones en este post, sino que me centraré en las más importantes para una máquina virtual recién creada.

Máquinas virtuales II: Creación de una MV con VirtualBox

Una vez instalado VirtualBox estamos en condiciones de crear nuestra primera máquina virtual, pero quizás sea conveniente echarle un vistazo primero a la interfaz de la aplicación y a las utilidades que la acompañan.

La ventana principal de VirtualBox tiene este aspecto:

El panel pequeño de la izquierda contendrá la lista de máquinas virtuales que creemos en nuestro equipo real, mientras que el panel de la derecha mostrará detalles de la máquina virtual que esté seleccionada en cada momento.

La opción Preferencias del menú Archivo nos da acceso a las opciones de configuración de VirtualBox. Cosas como los directorios predeterminados para las máquinas virtuales que creemos, la periodicidad con que deben buscarse nuevas versiones de la aplicación o el idioma de la interfaz. Al pasar con el cursor del ratón por cada una de las opciones se muestra una descripción de la misma, por lo que resulta bastante sencillo saber para qué sirven (la mayoría, al menos). En cualquier caso, por el momento nos sirven las opciones predeterminadas, por lo que no es necesario cambiar nada.

Desde el menú Archivo se accede también a una utilidad llamada Administrador de medios virtuales:

En este administrador hay que registrar todas las imágenes de discos duros, CDs, DVDs o incluso diskettes que se quieran utilizar con alguna de las máquinas virtuales antes de poder utilizarlas, por lo que accederemos a él cada vez que necesitemos alguna nueva, como veremos más adelante.

El resto de opciones del menú Archivo permiten exportar e importar máquinas virtuales, permitiendo utilizarlas en otros equipos o incluso con otro software de virtualización, como VMware.

El menú Máquina contiene las operaciones que se pueden realizar con la máquina virtual seleccionada, algunas de las cuales están también accesibles en forma de botones sobre la lista de máquinas virtuales.

Y, finalmente, el menú Ayuda… ya sabemos todos para qué sirve.

Visto esto, ya podemos pasar a lo que nos interesa de verdad: el asistente para crear máquinas virtuales.